A medida que avanzamos en el Adviento, la espera se carga de una alegría creciente.
El Salvador está cada vez más cerca.
La Iglesia nos invita a experimentar el gozo de la inminente llegada de Jesús, que viene a iluminar nuestras tinieblas y a llenar nuestras vidas de su amor.
María, la Madre de Jesús, es el ejemplo perfecto de esta alegría.
Ella llevó en su seno la alegría más grande, la fuente de toda esperanza.
La Virgen María, llena de gracia y gozo por el Emmanuel..
Al encender la tercera vela de nuestra Corona de Adviento, la vela de la Alegría (a menudo de color rosa), celebramos que el Señor está cerca.
"Y María dijo: «Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humilde condición de su sierva. Porque desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada. Porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por mí; ¡Santo es su nombre! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre los que le temen. Hizo proezas con su brazo; dispersó a los soberbios de corazón. Derribó de sus tronos a los poderosos y enalteció a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió con las manos vacías a los ricos.»"
— Lucas 1, 46-53 (fragmento del Magníficat)
El Magníficat de María es un canto de profunda alegría y gratitud.
¿Qué motivos tengo hoy para glorificar al Señor y regocijarme en Él?
María proclama que Dios "enaltece a los humildes" y "colma de bienes a los hambrientos".
¿Cómo veo esta acción de Dios en mi propia vida o en el mundo que me rodea?
A veces, las preocupaciones nos roban la alegría.
¿Cómo puedo cultivar una actitud de gozo interior, confiando en la cercanía del Salvador, incluso en medio de las dificultades?
¿De qué manera puedo compartir esta alegría de la inminente llegada de Jesús con mi familia, amigos o comunidad?
Dios Padre, fuente de toda alegría, te damos gracias por el don inmenso de tu Hijo y por la presencia de María en el camino de la salvación.
Concédenos, por su intercesión, un corazón rebosante de gozo ante la cercanía de Jesús.
Que la alegría del Evangelio nos impulse a vivir y compartir tu amor con todos, especialmente con los más necesitados.
Amén.
Buscaré un momento para expresar gratitud a Dios por una bendición reciente y compartiré un gesto de alegría o esperanza con alguien que lo necesite.
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