El Adviento es un tiempo de preparación, pero también de profunda conexión con Dios a través de la oración.
No solo esperamos el pasado (el nacimiento en Belén) ni el futuro (la segunda venida de Cristo), sino que acogemos a Jesús que viene a nosotros hoy, en el presente de nuestra vida, en la Eucaristía, en la Palabra, en los sacramentos y en el prójimo.
Esta ficha nos invita a vivir una espera activa, con los ojos del corazón abiertos y el espíritu vigilante, cultivando un diálogo constante con Dios.
Jesús, el Verbo encarnado, el "Emmanuel" que viene a nuestras vidas.
Al contemplar nuestra Corona de Adviento con todas sus velas encendidas, una quinta vela emerge, la luz brillante que nos recuerda que Cristo, la Luz del mundo, está a las puertas y que debemos estar vigilantes en la oración para recibirlo.
"Estad, pues, atentos, porque no sabéis ni el día ni la hora. Sucederá como con un hombre que, al irse de viaje, llamó a sus siervos y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y a otro uno, a cada uno según su capacidad, y se marchó. [...] El siervo a quien se le había dado el talento vino y dijo: «Señor, sabía que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra. Aquí tienes lo tuyo.» Su señor le respondió: «Siervo malo y perezoso, ¿sabías que cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, y al regresar yo, lo habría recibido con intereses.»"
— Mateo 25, 13-15; 24-27 (fragmento de la Parábola de los Talentos)
"Estad, pues, atentos, porque no sabéis ni el día ni la hora".
¿Cómo afecta esta invitación a la vigilancia mi manera de vivir el día a día, mis prioridades y mis decisiones?
La parábola de los talentos nos llama a ser "siervos buenos y fie-les" que hacen fructificar los dones recibidos.
¿Qué "talentos" me ha confiado Dios y cómo los estoy usando para su gloria y el bien de los demás, mientras espero su venida?
¿Qué espacio dedico a la oración personal y a la lectura contemplativa de la Palabra en este tiempo?
¿Cómo puedo profundizar mi diálogo con Dios?
La "venida" de Jesús no solo es futura, también se da en el presente.
¿Cómo puedo reconocer a Jesús que viene a mí hoy, en mi prójimo, en los acontecimientos y en los signos de los tiempos?
Señor Jesús, Luz del mundo y Salvador nuestro, en el umbral de tu Nacimiento te pedimos un corazón vigilante y un espíritu orante.
Que, a ejemplo de los siervos fieles, sepamos hacer fructificar los talentos que nos has dado, viviendo con sabiduría y amor.
Ven, Señor Jesús, ven a nuestras vidas, a nuestros hogares y a nuestro mundo.
Que, al contemplar el misterio de tu encarnación, nuestra fe se fortalezca y nuestro amor se encienda.
Amén.
Dedicaré un tiempo específico cada día a la oración silenciosa o a la lectura de un pasaje del Evangelio, pidiendo a Jesús que me enseñe a ser un siervo fiel y vigilante.
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